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La victoria de Boris Johnson en el Brexit fue pírrica

MARTIN WOLF © 2021 The Financial Times Ltd.

Por: MARTIN WOLF | Publicado: Lunes 12 de julio de 2021 a las 04:00 hrs.
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MARTIN WOLF

El botín es para el vencedor. Boris Johnson ganó el referéndum sobre la membresía del Reino Unido en la Unión Europea (UE) hace poco más de cinco años; luego ganó el liderazgo del Partido Conservador en julio de 2019; llegó a un acuerdo con la UE en octubre; y obtuvo una decisiva victoria bajo el sistema de votación del Reino Unido (RU) conocido como “escrutinio mayoritario uninominal” (FPTP, por sus siglas en inglés) en las elecciones generales de diciembre. Él ha rehecho a su país.

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¿Pero lo ha rehecho para bien o para mal? ¿Ha incrementado las oportunidades para los británicos o las ha reducido? ¿Ha hecho que el RU sea más influyente y próspero, o menos? Mi respuesta a todas estas preguntas es: “Lo segundo”. Pero admito que todavía es demasiado pronto para saber lo que esta historia deparará.

Un punto que surgió rápidamente (y que no sorprendió a nadie informado) es que los partidarios del Brexit habían malentendido a la UE. La razón fue que sus miembros consideran la preservación del orden legal de la UE, incluyendo al mercado único, como un interés primordial. Por ejemplo, Dinamarca, un país para el que el RU es tanto un buen amigo como su cuarto socio comercial más importante. Pero Dinamarca hace más de seis veces más negocios con el resto de la UE que con el Reino Unido. El interés económico propio significaba preservar el mercado de la UE, no ajustarse al Reino Unido. Lo mismo ocurre con los demás miembros. La UE siempre es la prioridad para todos ellos.

El “cakeism” —el deseo de aprovechar dos opciones que se excluyen mutuamente— de Johnson fue una tonta bravuconería, así como lo es la visión de David Frost, su negociador principal, de que la UE debería “librarse de cualquier restante mala voluntad hacia nosotros por irnos y, más bien, construir una relación amistosa entre iguales soberanos”.

En cuanto a la “igualdad soberana”, el Reino Unido y la UE puede que sean igualmente soberanos, formalmente. Pero están lejos de ser iguales. La economía británica es una quinta parte de la UE, y su dependencia del comercio con la UE es mucho mayor que al contrario. Éstas son las realidades del poder relativo. Un realista, como el primer ministro victoriano Lord Palmerston, lo habría entendido. ¿Por qué Frost no puede?

Es inevitable, especialmente en vista del aparente deseo del gobierno del RU de tener fricciones con la UE, que las relaciones seguirán siendo venenosas durante un futuro indefinido. También es inevitable que el RU pierda más con esto que la UE.

No hay duda de que el Brexit le ha eliminado limitaciones al gobierno. Los primeros ministros británicos con grandes mayorías siempre podían hacer la mayor parte de lo que quisieran, siempre que mantuvieran el apoyo parlamentario. Ahora el gobierno tampoco tiene que preocuparse por las normas de la UE. Por lo tanto, el gobierno (por el que votó el 44% del electorado) puede actuar incluso con más libertad que antes.

Esta forma de control colectivo puede significar mucho para una gran cantidad de personas. Sin embargo, en las muchas y diversas áreas en las que se necesita la cooperación internacional, el Brexit no ha aumentado el control sobre las opciones. El Reino Unido aún debe persuadir a otros países. Pero ahora carece de una plataforma dentro de la UE para hacerlo.

A largo plazo, es probable que el Brexit dañe al Reino Unido, quizás lo divida, al tiempo que fortalece la solidaridad de la UE. Si es así, seguramente se considerará una victoria pírrica.

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